¿Sabías qué?
La siguiente reflexión del Budismo Zen nos puede ayudar mucho a cambiar de actitud y a tratar de vivir en adelante con más serenidad y plenitud, sobre todo, a muchos que hemos sido culturalizados y educados en el mundo occidental.
TRABAJO Y JUEGO
El maestro en el arte de la vida no distingue mucho
entre su trabajo y su juego,
su trabajo y su ocio, su mente y su cuerpo,
su educación y su recreación, su recreación y su amor
Apenas distingue cuál es cuál.
Simplemente, percibe su visión de la excelencia en todo
lo que hace, dejando a otros decidir
si está jugando o trabajando.
A sus propios ojos,
siempre esta haciendo las dos cosas.
Una de las características de nuestra cultura y educación occidental durante siglos fue formarnos para distinguir entre sujeto y objeto y, más aún, para separar sujeto y objeto, hombre y mundo, sí mismo y otro, “trabajo y juego”, etc. No obstante, desde ya hace algo más de un par de siglos, el desarrollo de nuestra cultura y educación occidental descubrió que sujeto y objeto no son dos realidades distintas y separadas, sino que son una y la misma realidad. No hay sujeto sin objeto ni objeto sin sujeto. Actualmente, esta distinción y separación ha sido superada por nuestras ciencias y nuestra cultura. De ahí que, meditando sobre esta reflexión del Budismo Zen, estimamos nos es posible llegar a cambiar de actitud, vivir con más serenidad y plenitud o, como dice este poema, llegar a aprender a ser un “maestro en el arte de la vida”.
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