26 febrero, 2010

El valor de la conversación

¿Sabías qué?

Un ‘orientador’ conversa [1] con un ‘orientado’ acerca de su ‘vocación personal’; de su ‘proyecto de vida personal’; de sus ‘capacidades individuales’ para que, gradual y progresivamente, se conozca a sí mismo, se acepte y se planifique.

El orientado debe responder al orientador, sobre todo, debe responderse a sí mismo, en cuanto a:

ð Qué cuerpo
ð Qué salud
ð Qué intereses
ð Qué actitudes
ð Qué valores en general y qué valores superiores (éticos, estéticos, religiosos)
ð Qué aptitudes intelectuales
ð Que tipo de inteligencia
ð Qué personalidad
ð Qué logros en el mundo educacional
ð Qué logros en el mundo del trabajo si ya los ha tenido
ð Qué posibilidades materiales, económicas, familiares, de relaciones humanas
ð Qué ofertas de carreras y de trabajos existen.
ð Qué requisitos
ð Qué costos
ð Qué promedio general de notas y por áreas específicas de conocimiento
ð Qué puntaje en los ensayos de la PSU o qué puntaje obtuvo si ya la rindió
ð Qué pruebas especiales se exigen, etc. 

En fin, un orientador conversa con un orientado acerca de lo que se denomina una información clínica válida y completa sobre cada individuo.

Ahora bien, la búsqueda y organización de esta información se hace con un orientador. Pero, el significado que ella tiene y su cristalización en una opción vital específica, ya es problema de cada orientado.[2]

El orientado decide en soledad y en coherencia consigo mismo. Coherencia interna entre la autovalorización total y la perspectiva de vida o vocación personal que cada orientado debe asumir honestamente y con realismo. [3]






[1] La ‘conversación’ está considerada como la “técnica madre” de la ‘orientación’.
[2] Cada persona debe aprender a ser autónoma, a decidir por sí misma, a usar responsablemente su  libertad y debe asumir las consecuencias de sus opciones o elecciones. No olvidemos lo ya dicho anteriormente: El hombre es libre, de lo único que no es libre es de dejar de ser libre (J. Ortega y Gasset).
[3] Es decir, la persona debe ser capaz de llegar a valorarse a sí misma y debe ser capaz de darse a sí misma su propio proyecto de vida personal. Tanto la autovaloración (autoestima) como el proyecto personal de vida, pueden cambiar porque en cada ser humano nada es definitivo. No somos una cosa sino seres humanos y,  por lo mismo,  vamos siendo mejores o peores, cada cual decide libremente.

No hay comentarios: