Cita:
“Es el despertar de la conciencia que la filosofía alcanza con Sócrates en el ejercicio de su tarea de purificación espiritual y que se afirma con el dictamen del oráculo de Delfos: Conócete a ti mismo. Pero no ya en el sentido originario —"sabe que eres mortal y que no debes pensar en cosas divinas"— sino, por el contrario, en un sentido procedente de las creencias órfico-pitagóricas: "sabe que tienes un alma divina y debes purificarla de todo lo que es indigno de su naturaleza y de su tarea".
Según Jaeger (Paideia, II, pág. 42 y sigs.) en esto consiste el primer momento del magisterio socrático, el protréptico, que precede al indagativo (élenkhos), Sin embargo, este momento previo exhortativo por un lado no tiene eficacia en sí, sino sólo al realizar concretamente la refutación (élenkhos), y por otro lado, incluye ya, en su llamado a la vergüenza ante sí mismo, un concepto doctrinario implícito que es el concepto religioso del alma, fuente y base de la exigencia moral e igualmente de la cognoscitiva. Por eso, "la vida sin examen es indigna del hombre" (Apol., 37a), en tanto que el conocimiento de sí mismo constituye la con-dición, o mejor, la esencia misma de la sabiduría y de la virtud, únicas que nos transforman en mejores a cada uno de nosotros (cf, Carm., 164; Alcib. pr.t 128-133).
"Conócete a ti mismo" significa: adquiere conciencia de tu fin y de tus faltas reales; la primera de éstas, la que impide toda enmienda espiritual, es la creencia de no tener faltas, esto es, falta de conocimiento de sí mismo y de la verdad que se esconde bajo la ilusión y pretensión de sabiduría. Saber que no se sabe, es decir, adquirir conciencia de los problemas y de las lagunas que escapan a la pretendida sabiduría: he ahí el primer resultado del examen y conocimiento de sí mismo, primera sabiduría verdadera” (Rodolfo Mondolfo, Sócrates, p. 26. Editorial Universitaria de Buenos Aires).
Comentario:
Del ejemplo de Sócrates y de su doctrina-praxis, debemos convertirnos en aprendices para conseguir el ‘despertar de nuestra conciencia’, para ‘darnos cuenta’, para que se produzca este “insight”; esta experiencia profunda y poderosa en nuestras vidas; a saber: que tenemos un “alma divina” y que debemos “purificarla”.
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