¿Sabías qué?
Jiddu Krishnamurti (1895-1986), entre muchas de sus palabras orientadoras, nos legó las siguientes:
“A mí me parece que antes de emprender el viaje en busca de la realidad, en busca de Dios, antes de actuar, antes de cualquier relación con otro (…), es esencial que comencemos por comprendernos a nosotros mismos” (Cit., por Don R. Riso y Russ Hudson en La Sabiduría del Eneagrama, p. 12. Ediciones Urano S.A. Barcelona. España, año 2000 / El destacado en letras cursivas es mío).
Quiero compartir con ustedes algunas expresiones de un gran amigo que, por así decirlo, desde hace años, ha inspirado su modo de vida y sus acciones en las orientaciones de Krishnamurti y en la de otros maestros. Algunas partes del reciente mensaje que les dirigió a otros amigos, destacadas por mí en letra cursiva, fueron:
“Pedid y os darán, buscad y encontraréis, golpead y os abrirán”. El factor común de estas tres acciones es el ánimo, el deseo y, yo lo expresaría, como la sed imperiosa y urgente por conocer más, pero sobre todo, por comprender más. Comprender la esencia de la vida, que se resume en comprender el triple enigma: ¿De dónde vengo? ¿Qué soy? ¿Hacia dónde voy?
Así, por ejemplo, “una ceremonia, que si no está acompañada por el interés personal, la voluntad y la ansiedad íntima y profunda del comprender, sólo se quedará en eso, una hermosa ceremonia, pero en definitiva, no será más que una oportunidad perdida.”
Toda institución educacional, “sólo puede educar a aquel hombre que manifieste en sí mismo la sed de comprender. Muchos pueden ingresar a ella, pero sólo algunos accederán a la esencia de su docencia, aquellos que no esperan ser ‘educados’, sino que son aquellos que se sumergen en la búsqueda individual, los que investiguen por cuenta propia y descubran por sí mismos el secreto, por ejemplo, de un símbolo o de esas tres acciones ya nombradas: “Pedid y os darán, buscad y encontraréis, golpead y os abrirán”. Sólo así entonces, todo símbolo o esas acciones, se apoderaran de nuestros corazones y los impregnarán de una energía infinita. Habremos ingresado al camino y, de ser así, seremos reconocidos como tales por nuestros compañeros de viaje.
La principal fuente de comprensión, no es el pensamiento ni el conocimiento adquirido, ni la experiencia acumulada, como pudiéramos suponer, sino nuestra capacidad de percibir, de conectarnos con la realidad, lo que lamentablemente tendemos a menospreciar porque privilegiamos el sustento de nuestra memoria, experiencias y conocimientos, los que terminan por atraparnos y aislarnos de la realidad, separándonos del resto de los seres humanos.
Aunque orgánicamente estamos dotados de esta extraordinaria capacidad de percibir, algunos han planteado que es sólo un pálido reflejo de las posibilidades de percepción que tiene el hombre, las que no ha desarrollado o que se han perdido, en el transcurso de los milenios pasados, en que hemos privilegiado al cerebro como fuente de sabiduría.
En esta línea se encuadra la idea acerca de que la iniciación (ver en este blog, nota sobre La Iniciación), corresponde a un estado de búsqueda e investigación personal, en el que cada persona ejerce libremente el acto de percibir la esencia del mensaje contenido en cada lectura, el significado de la palabra escuchada, más allá de la misma palabra, la plenitud del mensaje contenido en la naturaleza que nos rodea.
En este contexto, es posible comprender la máxima atribuida a Sócrates y expresada en el templo de Delfos: “Conócete a ti mismo”, a la que yo le agregaría, “porque conocerás al mundo”, porque lo que yo soy, también lo es la sociedad en que vivo y convivo, y si yo me transformo, también se transforma la sociedad, y es en esta forma sutil pero poderosa como actúa toda buena institución docente.
Una buena docencia consiste en incentivar a otro individuo para que ejerza el acto de la búsqueda e investigación personal y así intercambiar interpretaciones, profundizar y explorar juntos diferentes puntos de vista en relación a nuestras inquietudes, teniendo presente que, en el mejo sentido y en estricto rigor, no existe autoridad intelectual ni psicológica por parte del resto de las otras personas, pues si ella se manifestara, sólo sería una nueva expresión del deterioro que percibimos en algunas instituciones o del atentado contra nuestra libertad.
Estas son partes del mensaje de este amigo a otros amigos, una perspectiva sobre el ser humano, digna de consideración, reflexión y praxis de vida.
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