Surrealismo, Salvador Dalí
“Heidegger, que hablaba a través de símbolos, me enseñó sobre su mesa de trabajo, al lado de la imagen de su madre, un florero delgado, transparente, del que emergía una rosa. A sus ojos, esa rosa expresaba el misterio, el enigma del Ser.
Ninguna palabra podría expresar lo que la rosa decía: estaba allí, sencilla, pura, serena, silenciosa, segura de sí misma; en una palabra, natural, como una cosa entre las cosas, manifestando la presencia del espíritu invisible bajo la materia demasiado visible” (Jean Guitton, Dios y la Ciencia. Hacia el metarrealismo, pp. 21-22, Editorial Debate).